“Después de medio siglo de rumores, María Sorté lo admite todo: la confesión que nadie esperaba, las traiciones que la marcaron y el dolor que guardó detrás de su eterna sonrisa.”
Una vida entre luces y sombras
Durante más de cinco décadas, María Sorté fue la dama elegante, la madre ideal y la heroína intachable de las telenovelas mexicanas. Su rostro, sereno y dulce, acompañó a millones de hogares. Sin embargo, detrás de esa figura impecable, había una historia que solo ahora, a sus setenta años, ha decidido contar.
En una entrevista íntima, concedida a puerta cerrada, Sorté habría pronunciado una frase que dejó sin aliento a quienes la escucharon:
“He vivido toda mi vida interpretando papeles… incluso fuera de la pantalla.”
Con esa declaración, la actriz abrió una caja de secretos que por años se mantuvo cerrada bajo un pacto de silencio, miedo y dolor.

El peso del pasado
María Sorté nació para brillar, pero su camino hacia la fama estuvo lleno de sacrificios. En sus primeros años en el medio artístico, fue víctima de presiones, manipulación y falsas promesas.
“Me dijeron que, si quería llegar lejos, tenía que obedecer y callar”, confiesa.
Fuentes cercanas aseguran que Sorté vivió episodios de abuso de poder dentro de la industria, que prefirió callar para proteger su carrera y su familia. En esa época, ser mujer en el espectáculo era un desafío constante, y Sorté aprendió pronto que el precio del éxito era el silencio.
Durante años, mantuvo una imagen impecable, aunque —según admitió recientemente— esa fachada fue su escudo contra un entorno que muchas veces la lastimó.
El amor, la pérdida y la herida que nunca cerró
Entre los temas más impactantes de su confesión se encuentra el amor y el dolor que marcó su vida personal. María Sorté fue esposa del político y periodista Fernando Mora, con quien tuvo dos hijos. Sin embargo, la tragedia golpeó de forma brutal cuando Mora fue asesinado en un atentado en 1994.
Aquel episodio la transformó. Detrás de cámaras, la actriz vivió años de depresión silenciosa. “Nadie sabía cuánto me dolía levantarme cada día fingiendo que todo estaba bien”, reveló.
Ese dolor, dice, fue su mayor maestro. Lo convirtió en fuerza y lo volcó en sus papeles, especialmente en aquellos donde interpretaba a madres que luchaban contra la adversidad. “Actuar fue mi forma de llorar sin que nadie lo notara”, asegura.
El secreto de familia
Pero lo que más sorprendió en su reciente confesión no fue su pasado profesional ni el luto que arrastra, sino una verdad familiar que había permanecido en secreto durante años.
Según sus palabras, durante su juventud habría tomado una decisión que cambió su vida para siempre:
“Tuve que elegir entre ser madre o ser actriz. Y esa elección me persigue desde entonces.”
Aunque no dio nombres ni detalles explícitos, se sospecha que Sorté tuvo un hijo antes de alcanzar la fama, al que no pudo criar por razones personales y sociales. “Era otro tiempo. Las mujeres no podíamos equivocarnos”, dijo entre lágrimas.
La revelación ha provocado un gran revuelo entre sus seguidores y colegas. Algunos allegados afirman que esa herida marcó la profundidad emocional que siempre transmitió en pantalla.
Los enemigos del éxito
En su relato, Sorté también alude a “personas muy poderosas” que intentaron controlar su carrera y su vida. “Hubo quienes me hicieron pagar por decir que no”, menciona con voz temblorosa.
Sin ofrecer nombres, habla de productores y empresarios que manejaban los hilos del espectáculo con mano de hierro.
“Hubo contratos que firmé sin entender, promesas que eran trampas y silencios que compraban mi libertad”, confiesa.
Durante los años 80 y 90, María Sorté era una de las actrices más solicitadas. Sin embargo, en los 2000 su presencia en televisión se redujo drásticamente. Ahora, muchos creen que esa pausa no fue voluntaria, sino impuesta.
El retiro y el despertar espiritual
Tras décadas de mantener su vida privada lejos de los reflectores, Sorté encontró refugio en la espiritualidad. Dedicó los últimos años a la meditación, la lectura y el arte desde una perspectiva más introspectiva.
“Tuve que perderlo todo para encontrarme a mí misma”, declaró.
La actriz asegura que no busca venganza ni fama. “Solo quiero que sepan la verdad. No todo lo que brilla en la televisión es real”, dice con serenidad.
Quienes la han visto últimamente aseguran que irradia paz, aunque conserva en la mirada un brillo nostálgico, como si aún conversara con los fantasmas de su pasado.
El poder del perdón
En uno de los momentos más emotivos de su revelación, María habló del perdón. “Perdonar no es olvidar. Es soltar el peso que ya no te deja vivir.”
Asegura que ha perdonado a quienes la dañaron, y también a sí misma.
“Durante años me culpé por todo: por callar, por huir, por obedecer. Pero entendí que una mujer no debería disculparse por sobrevivir.”Sus palabras resonaron con fuerza entre las nuevas generaciones de actrices, muchas de las cuales han comenzado a verla como un símbolo de resistencia y dignidad.
Los archivos ocultos
Según el periodista que la entrevistó, María Sorté habría entregado una serie de cartas y documentos personales que revelan con detalle algunos de los episodios más oscuros de su vida. Estos escritos podrían formar parte de un libro autobiográfico que, según se rumora, lleva el título provisional de “Lo que callé por amor”.
El proyecto estaría en manos de una editorial española y podría publicarse póstumamente, a petición expresa de la actriz. “No quiero que sea escándalo. Quiero que sea memoria”, habría escrito en una nota anexa.
El legado de una mujer real
Más allá del mito televisivo, lo que hoy queda claro es que María Sorté fue mucho más que una actriz: fue una mujer que sobrevivió a un sistema que pocas veces perdonó la fragilidad.
Sus palabras finales en la entrevista resumen una vida de silencios rotos:
“Fui madre, esposa, amante, artista, pero sobre todo fui humana. Y eso, por muchos años, me lo prohibieron.”
Una revelación que sacude a México
Desde que sus declaraciones salieron a la luz, los medios no han parado de hablar. Algunos la llaman valiente; otros dicen que busca redención. Pero lo cierto es que María Sorté ha hecho lo que pocos se atreven: desnudarse emocionalmente ante el país que la convirtió en leyenda.
Sus fans, lejos de juzgarla, la han llenado de mensajes de apoyo. En redes sociales, frases como “Te amamos por ser real” y “Gracias por hablar por tantas mujeres” se han vuelto tendencia.
El adiós sin despedida
A sus 70 años, María Sorté parece haber alcanzado la paz que durante tanto tiempo le fue esquiva. Vive rodeada de naturaleza, lejos del ruido del espectáculo, pero más presente que nunca en el corazón de México.
“Si mis palabras ayudan a una sola mujer a no callar, entonces todo habrá valido la pena”, concluye.
Con esta confesión, María Sorté deja de ser solo una estrella para convertirse en símbolo de verdad y resiliencia. Porque detrás de la actriz que todos creíamos conocer, existía una mujer que durante años luchó en silencio contra su propia historia.
Y hoy, finalmente, ha decidido hablar.