“No era opinión, era difamación”: La disculpa de Mávila que llegó demasiado tarde para Franco Vidal
En un giro inesperado dentro del siempre agitado mundo mediático peruano, la reconocida periodista Mávila Huertas se ha visto envuelta en un escándalo que amenaza con poner en tela de juicio su impecable reputación.
Todo se desató a raíz de unas declaraciones hechas durante su último programa, donde, sin mencionar nombres directamente, Mávila dejó entrever que ciertos “nuevos comunicadores” manejaban información “peligrosamente editada” y “con intereses personales disfrazados de verdad”.
El público aplaudió, como siempre.
Pero hubo alguien que no sonrió.
Franco Vidal, periodista en ascenso con presencia creciente en redes y medios alternativos, no tardó en responder.
Desde sus plataformas, lanzó un mensaje tajante: “Cuando insinúas con intención, también puedes ser demandada con convicción”.
Y junto a esa frase, una advertencia legal: se iniciaría una denuncia por difamación si no se rectificaba públicamente.
Lo que parecía solo una discrepancia entre estilos se convirtió en un temblor mediático.
En cuestión de horas, los productores del canal llamaron a reunión urgente.
Fuentes internas aseguran que hubo tensión, incomodidad y presión.
Mávila, aunque segura de su posición, entendió el peso de lo dicho.
Y ante la inminente batalla legal, eligió otro camino: pedir disculpas.
Pero lo hizo a su manera.
Seria, sobria y en pleno programa.
Mirando directamente a cámara, y con una voz apenas temblorosa, soltó las palabras que pocos creían escuchar: “Si alguno de mis comentarios fue malinterpretado o hirió la reputación del colega Franco Vidal, ofrezco mis disculpas.
No fue mi intención vulnerar su labor ni sugerir algo que no haya sido claramente afirmado”.
Silencio en el set.
Silencio en redes.
Y luego, explosión.
Los comentarios se dividieron.
Para unos, era dignidad.
Para otros, una rendición estratégica.
Pero lo que nadie puede negar es que el gesto no fue gratuito.
Era una reacción ante un posible proceso judicial que ya se venía cocinando.
Franco, por su parte, aceptó la disculpa… pero dejó entrever que no todo quedaría allí.
En una historia breve de Instagram, escribió: “La disculpa es el primer paso.
El siguiente es que aprendan que el micrófono no es una licencia para insinuar lo que no puedes probar”.
El ambiente se volvió aún más denso cuando otros periodistas comenzaron a pronunciarse.
Algunos respaldaron a Mávila, diciendo que “el periodismo incómodo siempre molesta”, mientras que otros sugirieron que se había excedido y que, aunque no usó nombres, su intención fue evidente.
La polémica creció como pólvora.
Y mientras el país seguía el drama desde sus pantallas, una verdad quedó flotando en el aire: incluso los periodistas más sólidos pueden tambalear cuando cruzan esa delgada línea entre la crítica y la imputación.
Mávila, con años de experiencia, lo aprendió en vivo.
Y Franco Vidal, aún con menos trayectoria, logró lo que pocos: hacer que una figura de su talla se detuviera… y se disculpara.
¿Se cerrará aquí el capítulo? ¿O esto será solo el inicio de una nueva grieta en el periodismo peruano? Lo único seguro es que, en este caso, las palabras no solo hicieron ruido… casi desatan una tormenta legal.