Santiago Abascal aprovechó el desfile del Día de la Hispanidad para lanzar duras críticas contra Pedro Sánchez, acusándolo de corrupción y de intentar “secuestrar la Corona”.
El reciente desfile del Día de la Hispanidad se convirtió en el escenario de un intenso intercambio verbal entre Santiago Abascal, líder de VOX, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español.
Abascal, tras ser objeto de críticas por su ausencia en la tribuna de autoridades, decidió salir a la calle para conectar con los ciudadanos, una estrategia que parece haberle dado rédito político.
Su discurso no solo desafió a Sánchez, sino que también puso en tela de juicio la legitimidad del actual gobierno, acusándolo de corrupción y traición a los intereses de España.
Desde primera hora de la mañana, Abascal se sumó a las celebraciones del Día de la Hispanidad, interactuando con miles de españoles.

En su discurso, expuso que, a diferencia de Sánchez, quien se encuentra rodeado de escándalos y críticas, él pudo caminar libremente entre la gente.
“Estuve desde las 9 de la mañana en la calle hasta las 9 de la noche. Hablé con miles de personas. ¿Saben cuántas personas me hicieron algún reproche por mi ausencia en la tribuna de autoridades? Una persona, y estaba ebria”, afirmó con contundencia.

Esta afirmación no solo busca deslegitimar las críticas hacia su partido, sino que también pretende proyectar una imagen de cercanía y accesibilidad.
Abascal argumenta que su decisión de no asistir a la tribuna es un acto de coherencia política, señalando que no desea legitimar un gobierno que considera ilegítimo.
“No voy a participar en ningún acto institucional donde no pueda discutir directamente con Pedro Sánchez”, declaró, enfatizando su rechazo a normalizar lo que él considera un gobierno corrupto.
A medida que el discurso se desarrollaba, Abascal no escatimó en palabras duras hacia Sánchez. Lo acusó de “intentar secuestrar la Corona” y de utilizar las instituciones para blanquear su corrupción.
“Pedro Sánchez sigue fingiendo normalidad institucional mientras sigue contaminando todas las instituciones para blanquear su corrupción”,
manifestó, dejando claro que su lucha no es solo contra el PSOE, sino también contra lo que él define como un sistema que apoya la corrupción y la traición.
El líder de VOX también se dirigió a Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, quien lo había comparado con Bildu y otros grupos separatistas.
Abascal expresó su incredulidad ante estas comparaciones, recordando que fue el Partido Popular quien, bajo el gobierno de Rajoy, permitió que Bildu permaneciera en las instituciones.
“El señor Feijóo se atreve a compararme a mí precisamente con Bildu. Es algo que me deja perplejo”, dijo, subrayando la falta de coherencia en las críticas recibidas.

La cuestión de la inmigración también fue abordada por Abascal, quien criticó las políticas migratorias del gobierno y del PP. “Estamos ante un problema de credibilidad.
El señor Feijóo dice que va a bajar los impuestos, pero cuando llegaron al poder lo que hicieron fue subirlos”, argumentó, sugiriendo que las promesas del PP carecen de sustento real.
En este contexto, la figura de la monarquía también fue tocada. Abascal criticó la participación del rey Felipe VI en actos que, según él, legitiman al gobierno de Sánchez.
“Pedro Sánchez está intentando secuestrar a la Corona y utilizarla contra España”, afirmó, sugiriendo que la monarquía debería distanciarse de un gobierno que él considera ilegítimo.
A medida que el debate se intensificaba, Abascal se mostró firme en su postura de no ceder ante las críticas. “No nos asusta ninguna etiqueta que nos ponga el Partido Socialista.
No nos da miedo que nos intenten demonizar”, aseguró, reafirmando su compromiso con la defensa de lo que considera los verdaderos intereses de España.
El discurso de Abascal se enmarca en un contexto de creciente polarización política en España, donde las tensiones entre los distintos partidos están a la orden del día.
A medida que se acercan las elecciones, es evidente que tanto VOX como el Partido Popular están intentando posicionarse como la alternativa al gobierno de Sánchez, cada uno con sus propias estrategias y discursos.
La ausencia de Abascal en la tribuna de autoridades no solo fue una decisión estratégica, sino también un mensaje claro a sus seguidores: la lucha contra la corrupción y la defensa de la soberanía nacional son sus principales objetivos.
“No voy a legitimar a un gobierno que actúa de manera indecente”, concluyó, dejando claro que su partido seguirá luchando desde la calle, donde, según él, reside la verdadera voz del pueblo.
A medida que las elecciones se acercan, será interesante observar cómo evoluciona esta dinámica política y qué efecto tendrá en la percepción pública de los partidos.
Abascal ha demostrado que está dispuesto a desafiar a los líderes establecidos y a movilizar a sus seguidores en un contexto de creciente descontento hacia el gobierno actual. Su discurso resonó en las calles y, sin duda, marcará la pauta para el futuro de la política española.
