Irene Montero y Nacho Abad protagonizaron un intenso enfrentamiento en el programa En Boca de Todos a raíz de una polémica campaña sobre el consumo de pornografía juvenil impulsada por la Comunidad de Madrid.
El pasado jueves 6 de noviembre, el programa **En Boca de Todos** se convirtió en el escenario de una de las confrontaciones más intensas de la televisión española.
La eurodiputada de Podemos, **Irene Montero**, se enfrentó al presentador **Nacho Abad** en un debate que rápidamente escaló en tensión.
El motivo de la discusión fue una controvertida campaña lanzada por la Comunidad de Madrid, destinada a concienciar a los jóvenes sobre el consumo de pornografía digital.
Montero no dudó en criticar la campaña, acusándola de promover la cultura de la violación y de culpar a las mujeres por las agresiones que sufren.
La polémica comenzó cuando el anuncio, que incluye la pregunta provocativa “¿Te desnudarías delante de ellos?”, fue presentado por Montero como un ataque directo a la dignidad de las mujeres.
“Es una campaña más del Partido Popular que promueve la cultura de la violación”, afirmó Montero, visiblemente alterada.
Su discurso, cargado de indignación, buscaba poner de relieve cómo la publicidad puede influir negativamente en la percepción de la responsabilidad de las mujeres en situaciones de agresión.
Sin embargo, la respuesta de Nacho Abad fue firme y directa. “No veo que se dirija solo a mujeres. Se dirige a todos: niños, jóvenes, personas gays”, replicó.
Abad defendió que el mensaje de la campaña era una advertencia sobre los riesgos que conlleva el compartir imágenes desnudas en redes sociales, y no un ataque machista.
La discusión se tornó más intensa cuando Montero insistió en que el anuncio perpetuaba un mensaje dañino, mientras Abad desarmaba sus argumentos uno a uno, manteniendo la calma a pesar de la creciente tensión.

El presentador, en un intento por ilustrar su punto, planteó una analogía que dejó a Montero sin palabras. “¿Usted tiene alarma en casa?”, preguntó.
“Sí, por una cuestión de seguridad”, respondió ella. Abad continuó: “Si tiene alarma, no es porque tenga que protegerse usted, sino porque las autoridades deben preocuparse de los ladrones”.
Esta comparación resonó en el estudio y evidenció la falta de argumentos de Montero, quien a pesar de su esfuerzo por desviar el tema, se vio acorralada.
A medida que el debate avanzaba, Montero intentó cambiar la dirección de la conversación mencionando ataques sufridos por su familia, pero Abad no se dejó llevar por la distracción.
La tensión alcanzó su punto máximo al final del bloque, cuando Abad lanzó una pulla directa: “Por cierto, su marido me llamó tonto la última vez que nos vimos”.
Este comentario dejó a Montero incómoda y visiblemente molesta, quien respondió con frialdad: “Se lo puede decir usted, yo no tengo por qué decírselo”. La ironía de Abad al sugerir que le diera su teléfono para llamar a su marido solo añadió más leña al fuego.
Este enfrentamiento no solo puso de manifiesto las diferencias ideológicas entre Montero y Abad, sino que también reflejó la polarización actual en la política española.
La manera en que ambos manejaron el debate ofrece una visión clara de las estrategias comunicativas que utilizan en sus respectivos campos.
Montero, con su enfoque emocional y acusatorio, buscaba conectar con la audiencia a través de la indignación. Por otro lado, Abad, con su estilo analítico y directo, intentaba desmantelar las afirmaciones de Montero con argumentos sólidos y ejemplos claros.
La conversación sobre la percepción de la violencia de género y la responsabilidad en el consumo de contenido digital es más relevante que nunca.
La campaña de la Comunidad de Madrid, aunque polémica, abre un espacio para reflexionar sobre cómo educar a los jóvenes en un entorno digital lleno de riesgos.
El debate entre Montero y Abad no solo fue un choque de personalidades, sino también un microcosmos de las discusiones más amplias que se llevan a cabo en la sociedad española.
A medida que la discusión se cerraba, quedó claro que Montero había quedado en evidencia, incapaz de sostener su discurso frente a la lógica y la argumentación de Abad.
La escena final, con el presentador lanzando una broma y la eurodiputada visiblemente superada, dejó a la audiencia con una sensación de expectación.
¿Hasta dónde llegarán estos debates en el futuro? La política española sigue siendo un campo de batalla donde las ideas y las emociones chocan, y cada enfrentamiento revela más sobre la naturaleza de la discusión pública en el país.
Este episodio en **En Boca de Todos** no solo capturó la atención de los espectadores, sino que también planteó preguntas importantes sobre la comunicación política y el papel de los medios en la formación de la opinión pública.
La confrontación entre Irene Montero y Nacho Abad es un recordatorio de que, en el mundo de la política, cada palabra cuenta y cada debate puede tener repercusiones que van más allá de la pantalla.