Se imaginan que todo lo que han admirado de su artista favorita sea puro teatro comprado con billetes?
Pues agárrense porque lo que les voy a contar hoy sobre Ángel Aguilar las va a dejar con la boca abierta y el café frío.
Mis cielas, siéntense bien porque esto está más jugoso que tamal de chipilín y más escandaloso que pelea de comadres en el mercado.

Resulta que la princesita del regional mexicano, la niña consentida de Pepe Aguilar, la que se vende como compositora talentosa y heredera digna de una dinastía musical, tiene más secretos guardados que doña Florinda en el closet.
Y no estoy hablando de chismecitos light de revista del corazón, no, señoras, estoy hablando de fraude comprobado, de premios comprados con feria contante y sonante, de compositores fantasma que escribieron todo mientras ella nada más ponía su nombre.
Y por si fuera poco, de brujerías nivel telenovela venezolana contra Katsu, así como lo oyen, con chamanas, velas negras y todo el paquete completo.

Javier Seriani. Ese periodista argentino que tiene más colmillo que tiburón en ayunas y que no se tienta el corazón para decir las verdades, aunque duelan, acaba de destapar el escándalo más grande que ha sacudido a los Aguilar en décadas.
Y cuando digo destapar, no me refiero a que especuló o que anduvo de chismoso tirando indirectas.
No, mis amores, este hombre presentó documentos, enseñó transferencias bancarias, mostró comprobantes, dio nombres completos y dejó todo tan clarito que ni con cloro se puede limpiar la mugre que salió a relucir.

La niña Ángela, que se paseaba por las alfombras rojas, presumiendo su premio Musa, como si fuera el Óscar de la música mexicana, no escribió ni tantito así de lo que dice haber compuesto.
Nada de nada. cero patatero.

Según los papeles que Seriani mostró y que por cierto están más verificados que los billetes en el banco, Ángel apenas y metió dos o tres líneas en esa canción ganadora.
El resto, todito el resto lo escribieron compositores profesionales de Guadalajara.
Gente que tiene años en el oficio, que sabe hacer su chamba bien hecha, que se desvelan pensando en las letras perfectas.

Pero claro, a esos pobres les pagaron para que se quedaran calladitos como momias egipcias.
Les hicieron firmar unos acuerdos de confidencialidad bien amarrados, donde se comprometían a no abrir el pico sobre quién era el verdadero autor de las canciones y para asegurarse de que cumplieran, les metieron unos depósitos bancarios que Seriani logró rastrear.
Cantidades considerables de dinero, mis reinas, para comprar su silencio mientras la niña se llevaba todo el crédito, todo el reconocimiento, todo el aplauso.

Pero espérense tantito que esto apenas va calentando como sartén en día de quesadillas, porque el premio no solo se ganó con una canción que no escribió la susodicha, también hubo movidas financieras más turbias que agua de charco.
Seriani, que tiene mejor ojo que Alcón Casando, mostró registros de transferencias millonarias que salieron de cuentas relacionadas con la familia Aguilar directo hacia la organización que entrega los premios Musa.
Donativos le llaman patrocinios, contribuciones filantrópicas y hasta apoyo a la cultura mexicana.

Pero qué casualidad que todos esos dineros llegaron justo semanas antes de que anunciaran a los ganadores, así de descarados como quien paga la cuenta del restaurant de ordenar para asegurarse el mejor platillo.
Díganme ustedes si no es para hervir de coraje.

Ahí tienen la estrategia completa bien armadita como rompecabezas.
Primero compras la canción completa, pagas a los compositores reales para que firmen su silencio y permitan que tu hijita ponga su nombre como autora principal.
Después, ya encarrerado, haces donativos bien generosos a la organización que entrega el premio Todo Disfrazado de Amor por la música mexicana.
Y finalmente, cuando tu niña gana, sales en todas las fotos celebrando como si fuera un triunfo legítimo, pasado en puro talento, más falso que bolsa de marca en el tianguis.

Pero ahí está presumiéndolo en Instagram con caritas felices y hashtags inspiracionales.
¿Y saben qué es lo que más coraje me da de todo esto? pensar en esos compositores de verdad, la gente que tiene talento genuino, que se rompen la cabeza buscando las palabras perfectas, que le ponen corazón y alma a cada verso.
Imagínense más lo que se siente.

Ángel Aguilar, recibir un premio por tu trabajo, escucharla dar entrevistas hablando del proceso creativo que tú viviste, verla agradecer un reconocimiento que tú mereces y no poder decir ni pío porque firmaste un papel y recibiste dinero para quedarte mudo, porque sabes que si hablas te vas a enfrentar al poder de una de las familias más influyentes de la música mexicana y te van a hacer polvo más rápido que galleta María en leche.

¿Qué opinan ustedes de esto?
¿Les parece justo que alguien se lleve aplausos por el trabajo de otros?
Déjenme su comentario porque necesito saber si a ustedes también les hierve la sangre con estas injusticias.

Pero mis amores, si pensaban que esto no podía ponerse más escandaloso, agárrense de donde puedan, porque ahora vienen las brujerías.
Sí, señoras, como lo oyen, brujerías de las buenas, de las que dan miedo, de las que te hacen persignarte tres veces antes de dormir.
Resulta que mientras Ángel andaba en todas las entrevistas diciendo que ella no rompe hogares, que el amor simplemente llegó a su vida como mariposa en primavera, que su conciencia está tranquila porque nunca fue la otra mujer.

Su mamita andaba de shopping, pero no en Liverpool precisamente.
Andaba buscando chamanas, santeras, brujas y toda persona que le prometiera poder manipular energías para quitarle de enfrente a Casu.
Según reveló Seriani con pelos y señales, la mamá de Ángela contrató a una chamana de esas que cobran en dólares de las caras, de las que prometen resultados garantizados o te devuelven tu dinero.

Y esta señora no fue a pedirle un trabajito light de limpia con huevo y ruda.
No, mijitas, fue directo por el paquete completo Premium Plus.
Velas negras, rituales con fotos de Casu, nombres escritos, peticiones específicas para que se alejara de Nodal, rezos para que la relación se terminara, todo un circo esotérico de aquellos que dan escalofríos.

Y lo más cañón de todo esto es que mientras hacían esas cochinadas espirituales, Ángela seguía viéndose con Nodal escondidas.
Seguía siendo la amante que esperaba su turno como quien espera mesa en restaurante de moda.

¿Ustedes creen en estas cosas o piensan que es puro cuento?
Porque independientemente de si funcionan o no las brujerías, lo grave aquí es la intención.
Es el hecho de que una familia esté dispuesta a pagar lo que sea, incluyendo rituales oscuros para hacerle daño a una mujer que acababa de tener un bebé solo porque esa mujer estaba en el camino de lo que ellos querían.
Eso habla pésimo de los valores que tanto presumen los Aguilar.

Déjenme en los comentarios qué opinan sobre recurrir a estos métodos.
¿Está bien o está mal?
¿Hasta dónde llegarían ustedes por conseguir algo que quieren?

Y aquí viene lo que me tiene hasta la coronilla.
Hay versiones bien fundadas que dicen que Ángela sabía perfectamente lo que su mamá andaba haciendo, que no solo lo sabía, sino que lo aprobaba con todas sus ganas, que hasta se emocionaba cuando le contaban de cada ritual, de cada vela aprendida, de cada oración mandada para alejar a Casu.

Entonces, díganme ustedes, ¿dónde quedó toda esa fe católica que presume?
¿Dónde están esos valores familiares de los que tanto habla?
Porque una cosa es rezarle a la Virgen de Guadalupe para que te vaya bien y otra muy distinta es pagarle a una bruja para que le mande males a otra persona.
Eso no es fe, eso es hipocresía del tamaño del estadio Azteca.

Se comenta entre la gente cercana al mundo esotérico que los rituales que hicieron fueron de los pesados, de los que requieren ingredientes específicos y ceremonias elaboradas.
Hay quienes dicen que pagaron cantidades obscenas de dinero, que la chamana contratada era de las más caras, de las que tienen fama en esos círculos de que sus trabajos sí funcionan.

Y lo más perturbador es que hay versiones que apuntan a que cuando finalmente Nodal dejó a Casu, la familia Aguilar lo celebró como si los trabajos espirituales hubieran dado resultado, como si la chamana realmente hubiera logrado su cometido, como si hubieran ganado una batalla gracias a las fuerzas oscuras.

Personas cercanas comentan que Casu empezó a sentir cosas raras durante los últimos meses de su relación con Nodal, que tenía pesadillas seguido, que sentía presencias negativas en su casa, que de repente se sentía cansada sin razón aparente.
Hay quienes dicen que hasta consultó con gente espiritual en Argentina porque sentía que algo no andaba bien, que había energías trabajando en su contra y ahora con todo lo que salió a la luz resulta que su intuición no andaba tan perdida.

Realmente había alguien mandándole vibras negativas desde México pagadas por la familia que después la pintaría como la mala de la película.