La política española se encuentra en medio de una gran controversia.
El líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, ha exigido la dimisión inmediata del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, tras su procesamiento por un presunto delito de revelación de secretos.
La acusación se refiere a la filtración de un correo electrónico relacionado con el novio de Isabel Díaz Ayuso, que reconoció fraudes fiscales.
En un contexto ya delicado, Feijóo lanzó una dura afirmación: quien se siente en el banquillo no puede seguir ejerciendo funciones de responsabilidad pública.
Sin embargo, esa declaración inmediata ha levantado preguntas cruciales sobre el criterio con el que Feijóo mide las responsabilidades.
Y es aquí donde entra la crítica punzante de Benjamín Prado.
El escritor, conocido por su aguda percepción política, no dejó pasar la oportunidad de señalar la doble moral en la que cae el líder del PP.
En un tweet directo y contundente, Prado preguntó: “Dice Feijóo que el fiscal general no puede seguir ni un minuto más en su puesto, no como Mazón en el suyo, que a este lo avala, sostiene y aplaude”.
Con esa simple frase, Prado expuso la contradicción evidente en la postura de Feijóo: mientras exige la dimisión de un fiscal por un caso administrativo, se muestra completamente indiferente ante la gestión del
presidente de la Generalidad Valenciana, Carlos Mazón, tras el desastre del temporal Dana en 2023, que dejó 228 muertos.
Este contraste no es trivial.
Mientras que el procesamiento de García Ortiz está relacionado con una presunta filtración de información en un contexto legal, la tragedia de la Dana involucra una falta de previsión y respuestas ineficaces que
costaron vidas humanas.
A pesar de la gravedad de la situación en Valencia, Feijóo no ha exigido ninguna responsabilidad política ni la dimisión de Mazón.
El contraste entre ambos casos es abrumador, y Benjamín Prado lo ha destacado de manera clara y sin ambigüedades.
Prado no defendía la postura de García Ortiz ni minimizaba el caso judicial.
Su crítica iba más allá, señalando que la política y la justicia no deben ser utilizadas como armas de combate ideológico.
La incoherencia de Feijóo se refleja en cómo ha gestionado situaciones semejantes dentro de su propio partido.
Para Prado, esta disparidad en la exigencia de responsabilidades políticas entre diferentes casos no solo es un error estratégico, sino una contradicción que mina la credibilidad del discurso del PP.
Lo más llamativo de la crítica de Prado fue su giro irónico al final del mensaje: “¿Será que lo ocurrido en la Dana de Valencia es menos grave que lo del correo del novio de Ayuso?” Esta frase, que comparaba una
tragedia humana con una filtración de correo, obligó a muchos a cuestionar si realmente la gravedad de los hechos debería depender de la afiliación política de los implicados.
El impacto de este tweet fue inmediato.
Miles de personas lo compartieron y comenzaron a discutir sobre la consistencia de las exigencias de Feijóo.
Algunos lo acusaron de minimizar la importancia del caso del fiscal general, mientras que otros se unieron a la crítica, señalando la evidente hipocresía en la política actual.
La figura de Benjamín Prado le otorgó un peso intelectual a la crítica que rápidamente trascendió el ámbito digital, apareciendo en tertulias, análisis políticos y medios de comunicación.
Feijóo, por su parte, no respondió a la crítica de Prado.
Su silencio ha sido interpretado de diversas maneras: algunos lo ven como una estrategia para evitar escalar la polémica, mientras que otros consideran que no tiene argumentos sólidos para defender su postura.
Lo que es claro es que la falta de respuesta solo refuerza la crítica y genera más dudas sobre la coherencia de sus principios.
Este episodio ha dejado en evidencia la doble moral que, según muchos, sigue existiendo en la política española.
La exigencia de dimisiones, a veces tan rígida, no se aplica por igual a todos los casos, y eso daña la imagen de los líderes que la promueven.
La crítica de Prado resalta algo fundamental: la ética política no debe ser selectiva, y las reglas deben aplicarse a todos, sin importar el color del partido.
La situación también ha puesto en evidencia la tensión interna dentro del PP.
Mientras Feijóo se muestra implacable con el fiscal general, la tragedia de la Dana en Valencia sigue sin recibir una respuesta proporcional.
La actitud del PP frente a esta tragedia, y la falta de autocrítica, sigue siendo un tema candente, pero no parece haber voluntad de asumir responsabilidades.
Benjamín Prado ha conseguido, con pocas palabras, abrir un debate profundo sobre la coherencia y la ética en la política.
A través de su mensaje, nos recuerda que no se puede hablar de justicia ni de responsabilidad pública cuando la vara de medir cambia según los intereses del momento.
El silencio de Feijóo ante este cuestionamiento solo lo pone en una posición más difícil.
La reflexión está sobre la mesa: ¿Por qué algunos casos requieren dimisiones inmediatas, mientras que otros se silencian sin más?