“Galilea Montijo sorprende al mundo del espectáculo: a los 50 años admite lo que siempre negó, un secreto que la atormentó por años y que cambia para siempre la percepción sobre su vida y su carrera”
Ciudad de México — Durante tres décadas, Galilea Montijo ha sido una de las figuras más queridas, polémicas y observadas de la televisión mexicana.
Su belleza, su carisma y su espontaneidad la convirtieron en una de las conductoras más reconocidas del país. Pero también, en el blanco constante de rumores, críticas y especulaciones.
Hoy, a sus 50 años, la estrella de Hoy decidió hacer lo que muchos creían imposible: romper el silencio.
Entre lágrimas, la tapatía confesó una verdad que había guardado durante años y que —según sus propias palabras— “ha sido una carga emocional que por fin necesitaba soltar”.
“Durante mucho tiempo callé por miedo, por vergüenza, por proteger a otros… pero ya no más. A esta edad solo quiero ser libre.”
Sus palabras encendieron los titulares de México y Latinoamérica.

I. La reina de la televisión mexicana
Galilea Montijo no necesita presentación. Desde sus inicios en la televisión en los años noventa, se convirtió en un rostro familiar en cada hogar.
Con su energía contagiosa, su humor irreverente y su naturalidad frente a las cámaras, conquistó al público y se mantuvo vigente por más de tres décadas.
Sin embargo, la fama también trajo consigo sombras.
A lo largo de su carrera, ha enfrentado escándalos, malentendidos y un sinfín de rumores sobre su vida personal: desde supuestos romances hasta enemistades en la industria.
Pero lo que confesó ahora, según ella misma, no tiene que ver con la farándula, sino con algo mucho más íntimo y humano.
II. “Viví con miedo mucho tiempo”
Durante una entrevista exclusiva para un programa especial de televisión, Galilea decidió hablar sin guion ni restricciones.
Su rostro, sereno pero con ojos humedecidos, reflejaba la mezcla de nerviosismo y alivio.
“Viví con miedo mucho tiempo. Miedo a que me juzgaran, miedo a decepcionar, miedo a que la gente que me ama se sintiera avergonzada de mí.”
Tomó aire y, con voz firme, añadió:
“Sí, lo admito. Hubo cosas de mi pasado que negué durante años, no porque quisiera mentir, sino porque necesitaba sobrevivir.”
La confesión dejó en silencio al estudio. Nadie interrumpió.
III. El secreto detrás del éxito
Galilea explicó que su carrera fue, en muchos momentos, una forma de escapar de los fantasmas del pasado.
“Yo venía de abajo, de una infancia difícil, de una juventud donde tuve que trabajar muy duro. Y cuando llegué a la televisión, sentí que tenía que ser perfecta para no perder lo que había logrado.”
Reconoció que esa necesidad de proteger su imagen la llevó a callar aspectos de su vida que la lastimaban.
“Había cosas de las que no podía hablar. La gente veía a la mujer alegre, bromista, fuerte… pero detrás de esa sonrisa había muchas lágrimas que nadie conocía.”
IV. La confesión más esperada
Y entonces llegó el momento que todos esperaban.
Galilea respiró profundo y dijo con voz entrecortada:
“Sí, hubo momentos en mi vida donde tomé decisiones equivocadas. Personas que no debí dejar entrar, cosas que negué para evitar el escándalo. Hoy no lo hago para justificarme, sino para sanar.”
Sin entrar en detalles explícitos, la conductora admitió que fue víctima de manipulación y abuso emocional en su juventud, por parte de personas de poder dentro del medio.
“Tenía 20 años, estaba empezando, no sabía cómo defenderme. Me hicieron creer que mi valor dependía de lo que los demás pensaran de mí. Y cuando la prensa empezó a inventar cosas, preferí callar para no empeorarlo.”
Esa experiencia, según dijo, la marcó profundamente.
“Durante años me prometí que nunca más iba a permitir que alguien decidiera por mí. Pero eso también me convirtió en una mujer dura, desconfiada y, a veces, distante.”
V. El precio de callar
La presentadora aseguró que el silencio le costó caro.
“El cuerpo grita lo que el alma calla. Y yo me enfermé de tantas emociones que guardé. Lloraba sola en camerinos, en hoteles, después de los programas. Nadie sabía nada.”
Recordó que su sonrisa se convirtió en su escudo.
“Cuando me veían en televisión, pensaban: ‘¡Qué feliz se ve Galilea!’. Pero nadie imaginaba que detrás de esa energía había dolor.”
Dijo que la presión mediática también contribuyó a mantenerla en silencio.
“En este medio, si hablas, te destruyen. Si callas, inventan. Era un círculo del que no sabía cómo salir.”
VI. El momento del cambio
La decisión de hablar, explicó, vino tras cumplir 50 años.
“Este cumpleaños fue diferente. Me miré al espejo y dije: ‘Ya basta’. Ya no tengo que demostrarle nada a nadie.”
Galilea confesó que fue su hijo Mateo quien le dio la fuerza para abrirse.
“Quiero que él crezca sabiendo que su mamá no es perfecta, pero sí valiente. Que sepa que uno puede equivocarse y aún así salir adelante.”
También mencionó que parte de su proceso de sanación fue aceptar ayuda profesional.
“Fui a terapia, lloré mucho, me reconcilié con mi pasado. Entendí que hablar no es debilidad, es libertad.”
VII. Las reacciones del público y los medios
En cuestión de minutos, las declaraciones de Galilea se volvieron virales.
Las redes se llenaron de mensajes de apoyo, admiración y empatía.
“Eres más grande que cualquier escándalo.”
“Gracias por hablar por todas las mujeres que todavía callan.”
“Tu verdad no te hace débil, te hace inmortal.”
Incluso colegas del medio, como Andrea Legarreta y Héctor Sandarti, expresaron públicamente su respaldo.
“La conozco hace más de veinte años, y sé que su sonrisa es real, pero también sé lo que ha tenido que vivir para mantenerla.”
VIII. La Galilea de hoy
Tras su confesión, Galilea asegura sentirse más ligera, más humana y más libre.
“Ya no me preocupa si me critican. Lo importante es que hoy puedo dormir tranquila.”
Confesó que ahora entiende el valor de la vulnerabilidad.
“Por años quise ser fuerte. Hoy prefiero ser honesta. La fortaleza está en aceptar lo que uno es, con luces y sombras.”
Además, adelantó que está escribiendo un libro autobiográfico.
“No será un libro de escándalos, será un libro de vida. Quiero que las mujeres que lo lean sepan que no están solas.”
IX. La reconciliación con su pasado
Cuando se le preguntó si había perdonado a quienes la lastimaron, su respuesta fue contundente:
“No. No los he perdonado, y no sé si algún día lo haré. Pero ya no les guardo odio. Simplemente los solté.”
Añadió que, pese a todo, no cambiaría su historia.
“Todo lo que viví me hizo la mujer que soy. Si tuviera que empezar de nuevo, lo haría igual, solo con más amor propio.”
X. Epílogo: una mujer sin máscaras
A los 50 años, Galilea Montijo ha demostrado que las verdaderas batallas no se libran en los foros ni frente a las cámaras, sino en el alma.
Su confesión no fue un acto de debilidad, sino un grito de liberación.
“Hoy soy una mujer completa. No perfecta, no intocable, pero sí real. Y eso, después de todo, es mi mayor triunfo.”
Y mientras millones siguen hablando de su valentía, una frase suya quedó resonando en el aire como la lección de toda una vida:
“El silencio me protegió durante años… pero la verdad, aunque duela, me devolvió la paz.”