El madrileño acaba de superar los 350 programas, por lo que está a solo diez programs de convertirse en el concursante más longevo
El plató de *Pasapalabra* ha vuelto a vibrar con una mezcla de emoción, nervios y pura historia televisiva.
Manu Pascual, el madrileño que ya es mucho más que “un concursante habitual”, acaba de alcanzar un hito que lo coloca a un paso de destronar a Orestes Barbero, el mítico filólogo burgalés que parecía inalcanzable.
Con más de **350 programas a sus espaldas**, Manu no solo está rompiendo barreras, sino también ganándose el corazón del público que lo ve cada tarde enfrentarse al temido *Rosco* con una calma casi quirúrgica.
Antena 3 ha convertido cada una de sus apariciones en un pequeño evento. No es para menos: **el concurso está a punto de batir el récord absoluto de todos los tiempos**, tanto en permanencia de un concursante como en cantidad de dinero acumulado en el bote.
Con **2.206.000 euros** en juego, el aire se corta con cuchillo en cada emisión, mientras la audiencia contiene el aliento y se pregunta si será él quien, por fin, logre llevarse el premio más alto de los 25 años de historia del formato.
Pero lo más asombroso es que, detrás de su sonrisa tranquila y sus respuestas impecables, hay un competidor meticuloso, casi obsesivo con la perfección.

“Yo no me considero un genio, solo alguien muy constante”, dijo en una pausa de grabación.
Sin embargo, esa constancia está a punto de convertirlo en **el concursante más longevo de la historia**, algo que ni siquiera Orestes —el eterno favorito del público— pudo sostener más allá de los 360 programas.
Manu está a menos de diez emisiones de superarlo… y la tensión se palpa en el ambiente.
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Rosa Rodríguez, su compañera de batallas diarias y cómplice intelectual, también escribe su propia historia: la gallega se ha consolidado como **la mujer más duradera del concurso**, con más de 220 participaciones.
Juntos han formado una dupla que ya es considerada “la más intensa, larga y equilibrada” de *Pasapalabra*.
El duelo entre ambos no tiene la rivalidad teatral que alguna vez protagonizaron Orestes y Rafa Castaño; aquí, hay respeto, inteligencia y una competitividad silenciosa, pero implacable.
El presentador Roberto Leal, consciente de que está presenciando un momento televisivo único, lo resumió con emoción contenida: “Manu no solo juega bien, está haciendo historia”.
Y no exagera. Cada tarde, el madrileño acumula victorias, sumando más de **220.000 euros** en premios personales. Lo más irónico: cuando él entró en el concurso, el bote total era menor que lo que hoy ha conseguido con su propio esfuerzo.
Detrás de cámaras, el equipo de producción no oculta su entusiasmo. “Ver a Manu concentrarse antes del *Rosco* es como presenciar un ritual”, confiesan algunos miembros del programa.
A veces, se queda mirando fijamente al vacío, como si estuviera visualizando las 25 letras en su mente. No hay supersticiones ni amuletos, solo una rutina meticulosa que combina estudio, calma y algo de suerte.

Sin embargo, no todo son certezas. *Pasapalabra* es un formato tan impredecible como adictivo, y la temida *Silla Azul* sigue siendo el enemigo más cruel de los concursantes veteranos.
Un mal día, un descuido, una definición traicionera, y todo puede terminar en cuestión de segundos.
Manu lo sabe y por eso no se confía. “El programa no te perdona ni una”, ha admitido más de una vez, consciente de que la gloria puede esfumarse tan rápido como llegó.
A medida que se acerca el sorpasso a Orestes, la tensión crece también entre los fans. Las redes sociales arden con teorías, comparaciones y debates encendidos.
¿Es Manu más completo que Orestes? ¿Tiene más temple? ¿Más estrategia? Algunos espectadores aseguran que el madrileño es “más cerebral”, mientras que el burgalés jugaba “con más pasión”.
Lo cierto es que ambos han dejado una huella imborrable en el formato, convirtiéndose en los símbolos de dos eras distintas del concurso.
En paralelo, el bote no deja de crecer. Cada tarde, *Pasapalabra* suma **6.000 euros más**, acercándose peligrosamente al récord absoluto de los **2.272.000 euros** que Rafa Castaño se embolsó en marzo de 2023.
Si nadie lo gana antes del 15 de octubre, la cifra podría superar ese umbral histórico y convertir al programa en el centro de atención mediática de todo el país.
Los espectadores sueñan con el momento en que Leal pronuncie la frase mágica: “¡Has completado el *Rosco*!”. Y quién sabe si será Manu quien haga estallar el plató con esa victoria que todos están esperando.

Pero el secreto del éxito de Manu no está solo en su conocimiento. Es su serenidad lo que más impacta.
Mientras otros concursantes se descomponen ante la presión, él parece entrar en una especie de trance. “Pienso en cada palabra como si fuera una nota musical”, dijo en una entrevista improvisada.
Su madre, que lo sigue cada día desde Madrid, asegura que incluso de niño mostraba esa paciencia infinita para resolver enigmas y juegos de lógica. “Nunca se rendía hasta encontrar la respuesta correcta”, recuerda con orgullo.
La conexión entre Manu y Rosa, además, ha dotado al programa de una energía especial. En lugar de competencia feroz, hay respeto mutuo, sonrisas y complicidad. Se ayudan, se desafían y se admiran.
“Rosa es una rival increíble, y eso me obliga a mejorar”, reconoció él. Ella, por su parte, no se queda atrás: “Manu tiene algo magnético. Te obliga a pensar al límite, y eso te hace mejor concursante”.
Mientras tanto, Antena 3 disfruta de cifras de audiencia que muchos programas envidiarían. Cada entrega se convierte en tendencia en redes, con memes, predicciones y teorías sobre cuándo caerá el gran premio.
Algunos fanáticos incluso analizan los patrones del *Rosco*, intentando adivinar si el próximo día será “el día”.
El morbo, la emoción y el cariño por los concursantes han convertido a *Pasapalabra* en algo más que un simple concurso: es una telenovela de inteligencia y resistencia.

Y así, día tras día, Manu sigue sumando victorias, consolidándose como **una leyenda viva del programa**, un ejemplo de disciplina y humildad.
“Si llego al récord de Orestes, será un honor. Si no, me quedo con la experiencia y con todo lo que he aprendido”, declaró con una sonrisa tímida pero firme. Sin embargo, pocos dudan de que logrará superar esa marca.
A medida que octubre avanza, todo apunta a que el madrileño conseguirá, en apenas unas semanas, lo que parecía imposible: **convertirse en el concursante más longevo en la historia de ‘Pasapalabra’ y dejar atrás a uno de los nombres más queridos del formato**.
El público ya lo siente. Las redes estallan con mensajes de apoyo, las apuestas informales se multiplican y cada tarde se respira una expectación casi deportiva.
Porque si algo ha demostrado Manu Pascual, es que no hace falta gritar para hacer historia: basta con responder, una palabra a la vez, con el temple de quien sabe que está escribiendo su propio capítulo dorado en la televisión española.
Y mientras tanto, la pregunta sigue flotando en el aire, como una promesa o una profecía:
¿Será él quien, por fin, haga saltar el *Rosco* por los aires y se lleve el mayor bote de la historia?
El reloj corre, las letras esperan… y el país entero contiene la respiración.