
Una carrera sólida en medio de la tormenta
Presente desde 2013 en el programa de entretenimiento “La Red” de Caracol Televisión, Mari Méndez ha consolidado un lugar fijo en la televisión colombiana. No es una figura que busque agradar a todos; al contrario, con un carácter audaz, directo y en ocasiones punzante, Mari siempre sabe cómo captar la atención. Tras casi tres décadas en la pantalla, se ha convertido en un rostro emblemático, y también en una de las personalidades más criticadas en redes sociales. Sin embargo, en vez de ceder ante la presión, Mari ha optado por enfrentar la tormenta mediática, manteniéndose fiel a su estilo y a su identidad.
La polémica como arma de doble filo
Su franqueza la ha llevado a brillar, pero también a quedar en el ojo del huracán. Cuando elogió a la YouTuber Luisa Fernanda W, fue acusada de “invitar a los jóvenes a no estudiar”. Más tarde, al referirse al caso de violencia intrafamiliar que involucraba a Rubén Villa, no dudó en llamarlo “payaso” y “enfermo”. Incluso durante el paro nacional en Colombia, Mari fue duramente señalada por seguir promocionando sus productos. Su respuesta fue contundente: “Yo genero empleo para muchas familias, ¿y tú qué has hecho aparte de criticar?”.

Una vida privada lejos del escándalo
Fuera de cámaras, Mari Méndez se muestra como una mujer reservada. Nacida en Santa Marta y criada en Barranquilla, conserva el acento costeño y la energía propia de la región. A sus 45 años, ha optado por la soltería tras un matrimonio fallido que dejó cicatrices profundas, incluida una dolorosa eliminación del tatuaje con el nombre de su exesposo. Lejos de exhibir romances, Mari prefiere volcar su cariño en sus gatos, entre ellos Calixto, un Maine Coon que se ha convertido en protagonista habitual de sus publicaciones y en su “compañero aristocrático”.
De la televisión al emprendimiento
Mari no solo ha brillado en la televisión: también ha demostrado ser una empresaria visionaria. Con su marca Fitcuba, transformó un pequeño horno casero en una planta de producción que hoy fabrica más de 60 productos saludables: panes, galletas, chocolates y arepas sin gluten ni azúcar. Lo que comenzó como una necesidad personal, terminó siendo un negocio exitoso que refleja su disciplina y resiliencia.

Conclusión
El rumor de que “Mari Méndez es un hombre” no es más que una invención malintencionada. Sin embargo, esos comentarios han puesto en evidencia otra cara de la presentadora: una mujer que no teme enfrentarse a la crítica, que habla sin filtros y que sigue fiel a sí misma. Mari Méndez no necesita demostrar su género para validar su trayectoria; su carrera, su fortaleza y su capacidad de reinventarse son la prueba más clara de su verdadero valor.